No es una sociedad que solicite miembros.
No es una asociación de seguros ni beneficencia.
No es una institución de caridad.
No está organizada para obtener beneficios.
No es una religión ni un credo.
No le impone dogma a nadie, ni en su religión ni en su vida privada.
No busca ventajas para sus miembros, ni en los negocios ni en la política.
No es un foro para discutir asuntos partidaristas.
No es una sociedad secreta en lo que se refiere a su existencia.
La Masonería tiene sus bases en principios éticos, aceptables para todos los hombres decorosos.
Nos enseña la tolerancia para las creencias de los otros y la caridad para toda la Humanidad.
Los masones pueden proclamar con orgulloso que su Hermandad consiste en legiones de hombres llenos de amor fraternal, y afecto aplicable a todos los humanos universalmente.
Fuente:
Trazados Masónicos.
Samuel Mario Molina del Ángel.
Editorial Entre Columnas.